El gobierno del cambio se ha venido desinflando día a día.
El gobierno del cambio se ha venido desinflando día a día frente a la opinión pública, dejando desconcertados a millones de personas que de verdad pensaron que podían materializarse las promesas de campaña, que hoy se diluyen en un gobierno permeado por el clientelismo y la repartija burocrática.
La propuesta de reducción de los salarios de los congresistas con las que agitaban en la plaza pública las banderas rojas, hoy se hunden en el congreso con la complicidad del pacto histórico y los partidos de coalición de gobierno. Sin embargo, se presenta como primer acto de gobierno una reforma tributaria regresiva de 25 Billones de pesos que afectará a los hogares colombianos que hoy se ahogan en medio de la crisis inflacionaria.
La condonación de las deudas del ICETEX y la contratación por parte del estado a los colombiano que contaran con un título de doctorado, también se convierten en una anécdota más de campaña y entra a engrosar el manual de gobernantes populistas acerca de cómo llegar al poder a través de discursos.
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Pero hoy también llega la hora de la verdad, la hora de gobernar, se acabaron los discursos de oposición y las críticas al gobierno de turno que son un trabajo simple y carente de sentido cuando no traen una alternativa de cómo hacerlo mejor.
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Los desaciertos en los nombramientos de algunas de las carteras más importantes del país como Minas y Energía y Salud, son la muestra clara de que poco o nada saben acerca de lo que es realmente gobernar.
Ideas que antes criticaban tajantemente, como el aumento del precio de la gasolina, hoy les pone sobre la mesa una segunda versión del tan aclamado “estallido social”. La invasión de predios privados que hoy se presentan en 11 departamentos, son la consecuencia de promesas mentirosas de campaña que llevan a miles de colombianos a la frustración y el enojo y que pueden terminar generando caos y justicia por mano propia frente al débil actual del estado.